domingo, 8 de noviembre de 2009

Nº 2 //cuento

Dicen los que lo vieron, porque yo no lo vi, que entro en la Esquina Rosada porque si, porque cualquier lugar le daba igual. Dicen los que lo vieron que entro caminando chueco, con la cara quemada, con la ropa destruida y un facón que nadie quiso ver en la izquierda. Que se tiro en un banco cualquiera. Que pidió grapa. Que tenía dedos de dragón.

Yo ya estaba viejo entonces para mambos. Estaba deprimido. Estaba sentado atrás de la banda, tomando no se que veneno…No se cuantos venenos. Pocas almas con resaca quedaban en el bar.

Todos ya estábamos viejos. Todos estaban un poquito mas descoloridos de lo que querían admitir. Los tangos no eran lo que eran. Ni los bailes ni los bailantes eran tan lujuriosos. Las paredes grises, que habían sido rosadas (porque habían sido escarlatas) contribuían a la fatiga. Y la banda era gris también, desde la muerte del mulato ciego del violín.

Un ciego mas en la historia y ya somos cuatro, Luis.

Y resulta que salto alguno, borracho seguramente. Se levanto y le grito algo al extranjero acerca de la facha. El otro mastico una respuesta nadie escucho, pero que no importaba. Todos sabíamos en que iba a terminar la cosa.

El borracho amago a tirar un sablazo y ya estaba en el piso. Ahí me di vuelta y lo vi por primera vez. El extranjero estaba levantado y tenia sangre en el facón. Tenia ropa que capas hubieran sido un orgullo. Antes. En otro tiempo.
Tenía algo de caído en los ojos. Tenía algo de perdido. Algo de Pájaro Rojo, pero creo que nadie mas se dio cuenta.

Otro mas, y no cualquiera, se levantó para morir. Viejo como todos. Le dijo algo del orgullo y de “Y a ver quien es mas guapo”.

Estaba muerto cuando abrí los ojos.
Años después reflexioné que detrás de la curda, conocía su destino y lo elegía sin miedos.

Y ansi nomas. Triste como suena y sin previo aviso, se acabo todo. Por uno que fue mas, uno que no era como nosotros. Uno que tenia lengua de serpiente y que pisaba sobre el polvo, que sangraba de muerte a Augusto Torralba “El Portón”: Honra del barrio, y ultimo guapo de los tiempos.

2 comentarios:

juliana dijo...

El ciego del violín sabía sacar unas habaneras de las que ya no se oyen.

Manuel dijo...

Una que entiende un chiste.